A pesar de ser una comedia, había poco lugar para la risa en un fresco muy simplón y poco amable, con una galería de personajes agobiados, humillados y presionados. Es difícil que un espectador disfrute ante semejante panorama"
Me alegro y lo lamento. Lo lamento por los profesionales que estaban currando. Me alegro porque al fin el público se ha relevado contra la mediocridad humana y profesional de J.L. Moreno.
Quienes estéis familiarizado con el personaje, ya sabréis de su racanería extrema, sus neuras, y de la tiranía de su ego desproporcionado. Su secreto no es otro que rodearse de talentos, y explotarles exprimiendoles cual limones en todos los sentidos.
Pero esta vez, nada funcionaba. Y al colega sólo le obsesionaba la principal crítica: La poca credibilidad de sus decorados. Hasta tal punto llegó su paranoia, que ordenó que el atrezzo fuera "de verdad". Y juntar fruta, pescado y focos, en las jornadas maratonianas de un plató, no es muy buena idea Moreno.
Y es que tanto olía a podrido, que hasta a los telespectadores cambiaron de canal....
Os dejo con una pieza única, de cuando hizo las Italias. "El encantador de serpientes con dos azafatas de atrezzo"