12 de octubre de 2009

no sé beber

una canción


me encanta beber. me encanta reír acompañado. me encanta sentirme embriagado. disfruto cuando mi cuerpo se inunda con esa felicidad estúpida. sé que es malo. sé que engorda. sé que me jode el hígado. sé que mata mis escasas neuronas. pero disfruto de cada caña. cada baileys. cada ron. con cola o con limón exprimido.




una noche


es importante saber con quien emborracharse. yo estaba en las mejores manos. antes de emigrar al sur quería quemar los bares de mi ciudad. y fue como en los viejos tiempos.

hubo fiesta. cánticos. exaltación de la amistad. improperios varios a bombones de todos los precios. y perdida de la noción del tiempo, del espacio, y del universo.


unas tapas


"nos pones una de todo" lo dijo sin rechistar señalando la carta. la camarera una chica bajita, delgaducha de ojos negros muy grandes y muy tristes, se echo a reír. pero al ver que la miramos muy serios, cerró su libretita, cogió la carta y se fue asustada. pedimos una jarra de 5 litros que medía más de medio metro. una por barba. y empezaron a llegar raciones salvajes. champiñones. picadillo. morcilla. alas. morro. sardinas. torreznos. huevos. alpargatas. fua. caracoles. ibéricos. setas. cojonudos. papas. mollejas. orejas. patas. chorizo. gambas. sepia. rabas.
las camareras salían sin cesar con cazuelas y bandejas. no daban crédito ni abasto. y la mesa se colapsaba. los platos vacíos eran sepultados por los llenos. no había tenedores. tan solo bandejas de pan y servilletas impermeables de las que se vuelven trasparentes al contacto con la realidad.


unos patos


desde pequeño he vivido al lado de unos patos y de su maldito estanque. estaba ya muy borracho. estaba ya muy ciego. demasiado. por lo que me han contado era ya muy pronto. y estábamos tumbados en hierba no por gusto, sino por necesidad. yo cuando voy ciego no hablo. farfullo. pues bien farfullaba en deseos de volver a la fiesta. mi colega no me dejaba. recuerdo que me agarró de un pie. no me dejaba escapar, lo arrastré durante unos cuantos metros hasta que conseguí zafarme. Al soltarme el pie de repente me vi salir despedido. con tal mala fortuna de perder el equilibrio y caer de lleno sobre unos patos que no tenían ni culpa ni pena. me metieron un susto de muerte. salieron como locos agitando sus alas contra mi cabeza, dejandome en estado de shock y un extraño sabor a pluma de pato. (eso es lo que me han contado) ¡malditos patos bastardos!


una diosa


cual zombie en una peli de george romero llegue a la zona de copas. sé que iba dando tumbos porqué recuerdo un par de farolas muy de cerca y un ostión enorme contra un escaparte de bragas. recuerdo una diosa de pelo largo y suave mecido por el viento. lo quería, lo necesitaba, abrí mi boca y me acerque cual vampiro dando tumbos. cuando mi boca se cerraba sobre su melena algo me detuvo. sabía que estaba en buenas manos. mi colega me dijo que mi diosa no estaba sola. y las ostias podían haber sido como panes. (yo no recuerdo a sus acompañantes, es más no recuerdo ni a la diosa)


dignidad


Brón accedió a tomar la última en un garito pijo de la marca penelope. recuerdo acercarme a una barra plagada de taburetes vacios llenos de cosas. bolsos. vestidos de noche. rebequitas. fulares. y demás pijotadas por el estilo. sólo dios sabe con qué o quién cojones tropecé. la cosa es que volé. luché por mantener la dignidad y el equilibrio viendo cada vez el suelo más cerca. pero no caí. llegué excesivamente rápido a la barra y farfullé: estoy bien, estoy bien. y al darme la vuelta fue cuando empujé un taburete. la mala fortuna quiso que este cayera y que a su su vez empujara a otro, y a otro, y a otro, y a otro... hasta que no quedo un taburete de pie en todo el bar. no recuerdo más. pero brón insiste que entonces, y sólo entonces cuando pronuncié una frase que ya es mítica en nuestras retiradas. "VAMONOS ANTES DE PERDAMOS, LA POCA DIGNIDAD QUE NOS QUEDA"

un pis


llegados a estas alturas he de confesar que soy un amante del pis andarín. el pis andarín es todo un arte que no está alcance de cualquiera. se trata de sacártela en movimiento y sin dejar de andar evacuar. es sólo apto para personas con pene, y la clave es normalizar dejándola suelta a su libre albedrío. y no es cuestión de tamaño sino de potencia. el buen andarín jamás se mea los zapatos. son ideales jardines iluminados y largas avenidas vacías. aunque un buen pis andarín se puede echar en cualquier situación, a cualquier hora del día, y el cualquier lugar. normalizar. ¡QUE GUARRADA! pues sí.
iba yo paralelo al estanque echando pis andarín, con la intención de vengarme de esos dichosos patos. pero estaban escondidos. me despedí de brón que iba más ciego que yo. y me subí a casa.
no podía dormir. me hacía el barco. baje una pierna. me hacia el barco. me agarré a la pared. marejada. me levanté a vomitar. no salió nada. y entonces los vi desde el ventanuco del baño. estaban graznando riéndose de mí. abrí la ventana y en un ejercicio de habilidad, precisión y puntería les meé desde un octavo.

no recuerdo más. los patos se volvieron locos y empezaron a correr como pollos sin cabeza sin saber donde refugiarse. me sentía bien. cerré los ojos. cerré el cerrojo del baño. y acurrucado en el suelo junto al inodoro me dormí como un bebé gigante borracho. el resto ya es resaca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mucha gente no se lo cree.. pero el pis andarín es verdad.

Muy pocos seres humanos conocen su arte y el absurdo placer que da...

... ese dibujo serpenteante ...

... que no se cran que tiene técnica, los novatos suelen terminar meándose en los zapatos.

A ver cuando hacermos uno de esos andarines a tres.

Cabra Montesa dijo...

dios te bendiga, amigo anonimo de pises andarines, eres grande por concer una tecnixca milenaria.

piede haber algo más varonil que tres tíos andando con el trabuco por fuera, mientras siemten el placer imperioso de la miscilación, y mantiennen una conversación sobre el clima... ahhhhhh

saluda a Lola de mi parte.