29 de marzo de 2008

TRAS LA SANTA SEMANA, LA SANTA RESACA

Todos los años tras las vacaciones la misma rutina.



Lunes de resaca.
Maldito martes.
Agobio de miercoles.
Jodido jueves.
Es que no llega el puñetero viernes.
Maldito trabajo. Cuando voy a dejar esta mierda de vida.
Cuando me voy a buscar un curro como Dios manda.
Si yo valgo mucho, que ya me lo dice madre.

¡Qué cojones hago yo aquí!

Está semana de santa resaca los curritos hablan del aire de la sierra, de las raciones de pescaito frito, del pibón que se enrollaron en la playa, y del pesado borracho que las dio la noche. Y el tema preferido: las retenciones y las clásicas caravanas, que año a año amenizan operaciones salida y operaciones retorno de esta ESPAÑA nuestra.

- ¡9 horas! ¡9 horas!-

- Eso no es nada, ¡toda la noche parados entre Burgos y Vitoria!, ¡Maldita autopista, maldita nieve!

- ¿pero no fuiste en busca de nieve?

- Para esquiar coño, no para conducir. Maldito gobierno, esto solo pasa en España.

Aglomeraciones en las carreteras. Aglomeraciones en las calles. Aglomeraciones en los chiringuitos. Aglomeraciones en los bares. Aglomeraciones en los pueblos.

Por mucho que nos joda, SOMOS REBAÑOS DE OVEJAS



Y que haya aglomeraciones en las iglesias me parece estupendo, pero respétenme los bares.

Siempre admiré a aquellos de disfrutan con las multitudes. En mi caso quitando conciertos, manifas, SanFermines, OktoberFests, y otras fiestas etílicas, no soporto las manadas de gente. Quizá por eso nunca me gusto la semana santa. A ello hemos de sumar mi condición anticlerical, (respetando siempre a quienes respetan, a los otros ni de coña)

Dicen los psicólogos que cuando sufres síndrome post vacacional, es un síntoma de que el trabajo es un castigo que va en contra de nuestra salud psíquica y física. Al parecer nuestro organismo nos avisa de que no quiere volver a trabajar en un sitio donde va a sufrir.

Inteligente nuestro organismo.

Pero como siempre al final gana la aplastante realidad: Pagar la hipoteca, el alquiler y la comida, pueden más que todos los síntomas del mundo.
Que solución recomiendan los expertos: “aprender que el trabajo puede ser un fuente de placer”
Me descojono yo de los expertos: UNA FUENTE DE PLACER. ¡Ahí tus cojones experto!

Desde aquí me declaro ENVIDIOSO. Pero no de envidia sana, si no de mala, de la peor.

ENVIDIO a todos aquellos que han conseguido un trabajo, que no solo les gusta, sino que les realiza como personas. Aquellos que disfrutan con el día a día y no presumen de ello. Aquellos que han podido hacer de su vocación su medio de vida. Aquellos que ven cumplidos sus sueños a diario.

Envidiar no es bueno. De hecho creo recordar que es un pecado. Y puestos a pecar me quedo con el lote completo, con la lujuria, la pereza y la gula.

Y puesto que nuestros trabajos no son fuentes de placer: PEQUEMOS HERMANOS.

elNOTA

No hay comentarios: